Cómo será Internet en el futuro: aparatos interconectados, web 3.0 y autoempleo
            25 abr 2012
        
                    
                        Hubo un momento durante el siglo XX en el que concebir una videollamada  parecía propio solamente de un escritor de ciencia ficción. Pero en este  comienzo del siglo XXI, las fronteras entre la ciencia ficción y la  realidad parecen diluirse y las conferencias a través de la red están a  la orden del día. Es más, aspiran a dejar obsoleto al teléfono, un  invento que también parecía cosa de magia en el momento en que se  inventó.
Uno de los horizontes más plausibles que se viene anunciando en los últimos tiempos es el que proclama la llegada del Internet de las Cosas,  un término creado por el inglés Kevin Ashton en 1999. Todos sabemos que  la red cambia de un modo vertiginoso, por lo que conceptos que parecían  muy innovadores ayer pueden quedar obsoletos mañana. Pero éste que  mencionamos ha llegado para quedarse. ¿Por qué? Pues porque Internet  cada vez está más ligado a los objetos. Muchos de los aparatos  electrónicos que manejamos ya acceden al ciberespacio y pueden  comunicarse entre ellos, por lo que el siguiente paso es que todo a  nuestro alrededor pueda hacerlo. Pero para que esta idea se consolide en  la realidad tangible se deben catalogar y conectar a Internet unos  100.000 millones de objetos. Cuando esto se consiga, la mezcolanza entre  realidad virtual y entorno real dará como resultado que sepamos dónde  está cada cosa en todo momento. Este avance supondrá,  por ejemplo, que  se puedan evitar los robos o pérdidas de objetos, o que se reduzcan los  accidentes de tráfico causados por la escasa visibilidad. Concretamente,  la Unión Europea calcula que se producirían 200.000 fallecimientos  menos al año por esta causa.
Un concepto asociado al del Internet de las cosas es el de Internet 0.  El investigador Neil Gershenfeld, creador del término, indica que un  mundo interconectado depende de la pericia de sus ciudadanos para  manejar las nuevas tecnologías: “La solución no es solo una mejor  educación o un software más amigable sino dar la posibilidad de que la  gente pueda crear tecnología por sí misma". El nombre de Internet 0  proviene del limitado ancho de banda que se necesita para que las  personas desarrollen sus propios programas de domótica. Gershenfeld  añade otra idea: “desarrollar una vivienda programable basada en  microchips que son servidores web, sensores que controlan la energía y  pueden comunicarse de muy distintas maneras, cuesta un dólar”. Queda  claro que en el futuro no hará falta que expertos programadores conecten  nuestras casas a Internet: todos tendremos las nociones básicas de  domótica para hacerlo sin ayuda.
Gracias al Internet de las cosas también podemos hablar de otro concepto que hoy parece revolucionario: el Internet de la Energía.  A través de la conexión a Internet de miles de aparatos han nacido  proyectos como Open Energy, que desarrolla herramientas Open Source de  monitorización y visualización de la energía. Su propósito es mejorar  los modelos de distribución energética existentes haciéndolos  inteligentes. Este proyecto, creado por el español Fran Castillo, quiere  cambiar el modo en el que se distribuye la energía, haciendo que cambie  de sentido y que sean los ciudadanos, y no las empresas e  instituciones, los que la gestionen.
Otra consecuencia del Internet de las Cosas es la implantación del protocolo IPv6, Las siglas IP corresponden a Internet Protocol que se compone de  una  serie de reglas que emplean los dispositivos para comunicarse dentro de  la Red. Para que su funcionamiento sea adecuado, los equipos deben  estar identificados por un número, su IP. El problema actual es que las  IPs se están agotando debido al mayor número de aparatos conectados a  Internet. El IPv6 resuelve este inconveniente modificando la IP y  permitiendo así el acceso a Internet a los 25.000 millones de aparatos  con posibilidad de conexión que se esperan para 2015. 
Siguiendo una evolución lógica, después del 2.0 llegará el 3.0,  otro concepto al que se le han dado muchas vueltas pero que ha generado  cierta confusión debido a sus múltiples definiciones. Las  características más importantes de la web 2.0 son la importancia de las  redes sociales y la ampliación de banda ancha, que ha permitido que los  usuarios puedan compartir y consumir imágenes, música o contenidos  audiovisuales.
El inglés Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web acuñó asimismo el término de web semántica para describir la web 3.0.  Esta expresión se utiliza para describir el proceso de adición de  metadatos semánticos y ontológicos a las páginas web para que puedan  dialogar entre ellas. Estas informaciones adicionales que describen el  contenido, el significado y la relación de los datos, provocará que al  realizar búsquedas en la red obtengamos resultados mucho más precisos.  Pero dentro de la web 3.0 también se incluyen otros futuros posibles de  Internet, como un nuevo aumento de la banda ancha, el advenimiento de la  visión 3D en la mayoría de las webs o la aparición de nuevas redes  sociales más complejas, en especial, las centradas en el mundo  empresarial, que proporcionarán las herramientas necesarias para que las  empresas colaboren entre sí, un movimiento que ahora llamamos Enterprise 2.0, y que cambiará para denominarse 3.0.
 El  mundo del trabajo será uno de los que más se aprovechen de los cambios  que va a experimentar Internet. Como hace poco afirmó el director  general de Red.es Borja Adsuara, “Internet es un nuevo nicho para el autoempleo y la generación de empresas”.  La web va ayudar a empresas y emprendedores a crear y consolidar  proyectos innovadores y nuevos modelos de negocio, como demuestra la  actual presencia internacional de muchas páginas españolas. Asimismo, se  prevé que sectores relacionados con las TIC que ahora mismo han  empezado a despegar se conviertan en los mayores generadores de empleo  en el futuro. Por ejemplo, el auge de las aplicaciones móviles provocará que solamente las dedicadas al campo de la salud crezcan un 800%. 
La nube, ese espacio en el que alojaremos todos  nuestros objetos virtuales y que dejará obsoletos los discos duros,  ayudará a crear 14 millones de puestos de trabajo en todo el mundo,  según datos de la empresa IDC. Además, los recursos disponibles de forma  telemática para emprendedores hacen que los autónomos y pymes tengan  cada vez más fácil llevar a cabo su idea en Internet, por lo que el  futuro de la red pasa forzosamente por una nueva concepción del trabajo  en el que los ciudadanos optarán cada vez más por autoemplearse. Internet  es un lugar apasionante que no deja de evolucionar y que seguirá  mejorando la vida de los ciudadanos en el futuro, porque todavía está  lejos de alcanzar todo su potencial. ¿Qué otros avances nos deparará en  los próximos años?
FUENTE: www.red.es
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